p style="text-align: justify;">Hace una semana hablábamos en este mismo blog como los fondos garantizados se han convertido para muchos inversores en una alternativa para el ahorrador más conservador que ha visto como se ha desplomado los tipos de interés de depósitos y cuentas. Como analizamos, optar por estos productos ofrece muy poco, con un riesgo bastante importante, ya sea en no conseguir ninguna ganancia si no se cumplen las condiciones pactadas y especialmente si necesitamos el dinero antes del vencimiento.
Pero los fondos garantizados no son los únicos productos en los que los grandes comercializadores intentan trasladar al ahorrador desencantado por los depósitos. Otro de los productos sustitutivos está siendo los seguros de ahorro con distintas denominaciones –seguro individual de ahorro, SIALP,…- pero con una estructura y problemas similares.
El reclamo del seguro de ahorro está en que en su estructura parece asemejarse bastante al depósito, con una rentabilidad prefijada que como reclamo frente al depósito es algo superior. Frente a este y como los fondos de inversión se beneficia del diferimiento fiscal. La liquidación de intereses es acumulativa y se va sumando al capital invertido generando un efecto fiscal positivo frente a los pagos de impuestos periódicos que ofrece un depósito, pero desde luego, y dado el escaso importe de las ganancias que ofrecen este tipo de productos, con un beneficio potencialmente muy inferior al que pueden ofrecer los seguros de inversión.
Otra de las ventajas de las que presumen los seguros de ahorro también las tienen los fondos de inversión ya que permiten ir haciendo aportaciones adicionales en la medida que el cliente lo desee. Pero el resto son claras desventajas.
En primer lugar en la liquidez. Aunque muchos seguros de ahorro no tienen plazo prefijado, tienen limitaciones para poder recuperar el dinero cuando quieras. Es muy corriente, por ejemplo, que en los primeros 12 meses no permita el reembolso de lo invertido y en los primeros años que se haga de forma limitada, es decir de forma parcial. Además también muchos obligan a realizar aportaciones periódicas con un mínimo de inversión durante un cierto tiempo, puede permitirse la paralización temporal de aportaciones, pero con un tiempo limitado.
Es decir, nos enfrentamos a un riesgo muy importante y múltiple de liquidez y de coste de oportunidad. En este caso, si tenemos garantizada una ganancia, pero es muy pequeña y a cambio de ello renunciamos a liquidez o nos comprometemos a hacer unos pagos que lo mismo tenemos dificultad futura.
Sólo un dato deja claro la poca idoneidad de este tipo de productos, especialmente si queremos constituir un capital o renta en el medio o largo plazo. La rentabilidad media en el mes de julio de 2016 de cinco productos comercializados por los principales bancos –a través de sus aseguradoras- o de compañías de seguros independientes es del tan sólo un 0,53%. Renunciar a las ventajas y la rentabilidad potencial de los fondos de inversión por este exiguo rendimiento no es desde luego una estrategia adecuada.