Crear una buena cartera de inversión diversificada puede ser una tarea titánica para el ciudadano medio. Por un lado hace falta tener sólidos conocimientos financieros y, por otro, disponer de tiempo para analizar el mercado, sus tendencias y las diferentes opciones de inversión. Demasiado para la mayoría de personas.La solución que bancos y entidades financieras han encontrado a esta situación es crear las denominadas carteras modelo.
Una cartera modelo es una herramienta de inversión elaborada por expertos y analistas de mercado. Combina diferentes productos de inversión, generalmente fondos y acciones, para ajustarse al perfil de riesgo y objetivos de un tipo de ahorrador predeterminado.En otras palabras, realizan el trabajo de diversificación y selección de activos que de otra forma debería hacer el propio ahorrador. Para ello, se crean una serie de ahorradores tipo en función de su perfil de riesgo. La mayoría de entidades limitará a tres los supuestos: conservador, moderado o arriesgado. Estos ahorradores se corresponderán con carteras moderadas, equilibradas y dinámicas o agresivas.Las primeras hacen referencia a inversores para los que lo fundamental es no perder dinero. Quieren correr pocos riesgos, aun a costa de perder rentabilidad. Las carteras equilibradas buscan un punto intermedio entre rentabilidad y riesgo. Las carteras dinámicas arriesgan más y están diseñadas para las personas enfocadas en el largo plazo que entienden que en su camino habrá ganancias y pérdidas.
La principal ventaja de las carteras modelo es que son fáciles de entender por parte del inversor novel: el gestor fija un tipo de inversor que se corresponde con uno de los tres grandes tipos de ahorradores y con el que es fácil sentirse identificado, elabora una cartera para este inversor virtual y se encarga de gestionarla para que obtenga el mayor beneficio posible. Su funcionamiento básico es cristalino y capaz de convencer casi a cualquier ahorrador.Las carteras modelo también son una buena forma de diversificar riesgo para quienes no tienen tiempo de invertir y necesitan que otra persona les gestione sus ahorros. Es una forma de acceder a una gestión más dinámica a costes en teoría reducidos.Por el contrario, entre las desventajas de una cartera modelo es que un perfil general puede no reflejar tus necesidades concretas. En otras palabras, que pueden dejar en el tintero matices clave para el ahorrador como el plazo de la inversión, por ejemplo, si quieres diferenciar entre los ahorros para la universidad y la jubilación teniendo un mismo perfil de riesgo.En el caso de las carteras modelo de los grandes bancos hay una cuestión adicional: no siempre escogerán los mejores productos para el ahorrador. Es más, suele ser habitual que coloquen entre su selección fondos que no están entre los mejores de su categoría o que arrastran grandes comisiones. El motivo es que no son independientes y que con esos productos obtienen más beneficios.Una cartera modelo de un asesor financiero independiente eliminará ese problema y es fácil que se adapte algo mejor a cada ahorrador. A fin de cuentas, una cosa es tener una serie de fondos seleccionados como base de la cartera y otra diferente el poder añadir alguno que cubra determinadas necesidades particulares.Y al final ¿funcionan las carteras modelo? La respuesta no puede ser un sí o un no rotundo. Se trata de una herramienta útil, pero más a modo de consulta que como producto a contratar. Para esto último siempre será mejor contar con el asesoramiento de un experto en inversiones.Derecho de autor: naphotos / 123RF Foto de archivo