El mercado de fondos de inversión es muy amplio y sigue creciendo con la llegad de nuevos productos. En un post anterior explicamos qué son los fondos de reparto y cómo funcionan, así como las trampas que esconden los fondos garantizados. En el artículo de hoy queremos acercarnos a los fondos de acumulación, los más extendidos.
Un fondo de acumulación se define por no repartir dividendos entre sus partícipes. Si las empresas en las que está invertido reparten dividendos, el fondo lo acumula (de ahí su nombre) y lo reinvierte en el propio fondo comprando más acciones.Según los datos de Morningstar, un 75% de los fondos que hay en el mercado son de acumulación. En frente están los fondos de reparto, que como su propio nombre indica, cuando reciben dividendos los reparten o entregan a sus partícipes en función del número de participaciones que tengan. Por el contrario, un fondo de acumulación los reinvertirá en nuevas oportunidades para seguir creciendo y aprovechar el poder del interés compuesto.
La mayor ventaja de los fondos de acumulación es que al no repartid dividendo su valor crece más rápido, ya que suman el dinero de los dividendos. Además, aprovechan mejor el poder del interés compuesto a largo plazo.A esto hay que añadir el diferimiento fiscal .En otras palabras, no habrá que ir pagando impuestos, lo que a la larga hará que el beneficio sea mayor.Por el contrario, con un fondo de acumulación sufrirás más caídas de los mercados. Y es que al no repartir dividendo, no vas recuperando parte del dinero que has invertido por esa vía.
En general los fondos de acumulación se adaptan a cualquier situación, pero sobre todo para la inversión a largo plazo. El motivo es que aprovechan mejor la magia del interés compuesto, lo que hará que tus ahorros se disparen en horizontes de inversión amplios.Por el contrario, si buscas vivir de las rentas o un producto que te genere unos ingresos recurrentes, los fondos de distribución pueden cumplir mejor esta función vía dividendos.Para que lo entiendas mejor, a los 30 años la mejor idea es apostar claramente por los fondos de acumulación. Una vez jubilado ya se podría rotar parte de la cartera hacia los fondos de reparto para que los dividendos complementen la pensión pública.