A pesar de que muchos españoles carecen por ahora de capacidad de ahorro, hay otros cuya situación financiera sí les permite ir acumulando un cierto capital de forma periódica. De ese modo, pueden apartar una determinada cantidad cada mes que no necesitan para su día a día y destinarla a diversos fines. En ese sentido, eso sí, dependerá sin duda del tipo de vida que lleves, es decir, de si eres más bien gastador, moderado o si tiendes a una existencia espartana. Además, obviamente, del resultado que obtengas al interrelacionar los dispendios con los ingresos.

Cuánto puedes ahorrar de tu sueldo

Sea cual sea tu perfil, si estás pensando en ahorrar parte de tu sueldo, una de las preguntas más habituales es qué porcentaje del mismo debes apartar cada mes. La respuesta no suele resultar sencilla para el que se la plantea, ya que implica establecer qué desembolsos son necesarios y cuáles son superfluos, así como valorar tanto ingresos como gastos. En definitiva, que te enfrentes al análisis de tu vida financiera y que determines si se corresponde con la que deseas llevar.

Como en tantas otras ocasiones, al estar demasiado cerca -se trata de nosotros mismos- puede que los árboles no nos dejen ver el bosque. Por ello, puede resultarte muy útil contar con la ayuda de un asesor financiero que, tras estudiar tus cuentas, sabrá recomendarte qué porcentaje de tu salario debes invertir.

¿Ahorrar o invertir el salario?

Al apartar una cantidad de tu sueldo, tienes básicamente dos opciones: ahorrarla sin moverla o invertirla. Aunque, por supuesto, sobre gustos no hay nada escrito, si es un dinero que no necesitas para vivir y que vas a tener parado en tu cuenta bancaria, ¿por qué no invertir parte de tu salario?

Qué porcentaje de tu salario debes invertir

De nuevo, ‘la pregunta del millón’: ¿cuánto puedes invertir de tu sueldo? Otra vez aparece en el horizonte, a tu disposición, la figura del asesor financiero para echarte una mano en un tema tan delicado. No obstante, para que te sitúes sobre porcentajes en cómo invertir tu salario, una de las estrategias más habituales que se aplican en este sentido es la regla del 50-20-30, que se desglosa en la siguiente estructura recomendada:

  • El 50% se refiere a lo que debemos dedicar para tener cubiertas nuestras necesidades básicas: alimentación, hipoteca o alquiler, facturas de agua, electricidad, gas, etc.
  • En el 30% se incluyen los viajes, el ocio o toda aquella actividad que no sea primaria y sí tenga que ver con un deseo.
  • Finalmente, el 20% restante es que el va destinado al ahorro.

Esa combinación de porcentajes supone que una quinta parte de lo que ingresas va a parar a cuestiones futuras, lo cual es una cantidad más que razonable para un ahorrador. Sobre todo, si es constante y alcanza ese 20% mes tras mes, año tras año. No tienes más que coger la calculadora y hacer unas sencillas operaciones partiendo de tu salario para comprobar, por ejemplo, el montante que podrías lograr en una década.

La regla del 50-20-30

Dejando a un lado la esfera del ahorro, en la regla del 50-20-30 sólo hay dos campos y puede que, en determinados casos, no esté claro si un elemento pertenece al primero o al segundo. Para distinguir en ese sentido sólo debes aplicar el sentido común y no ‘hacerte trampas al solitario’. De este modo, si un pantalón que utilizas de forma habitual se ha rasgado y no hay manera de arreglarlo, pues resulta razonable que lo sustituyas. Gasto básico, sin duda. En cambio, si te compras una camisa que no te hace falta, pero que te has encaprichado de ella o que es la última moda, el asunto está claro: se quedará dentro de los límites del 30%.

La regla del 70% para jubilarte

Si te planteas un ahorro o una inversión a largo plazo, es decir, con la jubilación en mente, puede resultarte práctica la regla del 70% al analizar cómo invertir tu salario. ¿En qué consiste? Pues toma como premisa que, como mínimo, la tasa de sustitución de tus ingresos después de la jubilación deberá ser del 70% para mantener tu nivel de vida. En otras palabras, que lo que ganes tras jubilarte signifique ese porcentaje sobre lo que ingresabas antes de retirarte. Teniendo esa cifra como objetivo, puedes hacer estimaciones sobre el porcentaje de tu salario que debes invertir.

Dónde puedo invertir mi salario

Una vez determinado el porcentaje o la cuantía del dinero que debes acumular, el siguiente paso es conocer las formas de invertir tu salario. Éstas son de lo más variado en función de tu capacidad económica, tu edad, tus objetivos o tu perfil de inversor, en especial en lo que se refiere a tu aversión al riesgo. En este caso la figura del asesor financiero se hace aún más recomendable, puesto que tantas y tan diversas variables dificultan la elección del vehículo de inversión, los plazos por los que apostar, el capital que destinar de entrada o calibrar los riesgos que implica cada fórmula. Si no tienes conocimientos de inversión, tampoco quieres arriesgar y tu capital inicial es modesto, aquí tienes varias opciones que pueden encajarte:

  1. Los depósitos bancarios, que, si bien no atraviesan un buen momento por los bajos tipos de interés, sí son apuestas seguras y carecen de dificultad técnica para el cliente.
  2. Los planes de pensiones. En este caso tampoco necesitas conocimientos complejos, así como los productos cuentan con una fiscalidad favorable año tras año (un ahorrador puede deducirse hasta 8.000 euros anuales o sin exceder el 30% de los rendimientos del trabajo y de actividades económicas que tenga), aunque Hacienda sí los penaliza en el momento de rescatarlos. Asimismo, los planes de pensiones se transformarán en un producto mucho más líquido a partir del año 2025, pudiéndose ser rescatadas sin motivo las aportaciones hechas desde 2015.
  3. Los fondos de inversión. De la mano de un experto, el inversor particular puede acceder a cualquier activo y/o mercado. En general, debes tener en cuenta que un fondo está enfocado más a la inversión a largo plazo.
  4. Las letras, bonos u obligaciones -que son productos garantizados por el Estado- pueden ser buenas opciones para empezar, dado que se trata de inversiones con riesgo escaso. Aunque recuerda, sin embargo, que en todas las operaciones, a menor riesgo, también más baja es la posibilidad de obtener beneficios elevados.